Una experiencia especial en el teatro
El arte de esgrimir, un habilidoso juego estéril
Otra vez el Teatro del Pueblo, otra vez el teatro independiente y otra vez un redoble de campana que nos abre la puerta a la reflexión y la belleza que nos brinda el arte y su conjunción más completa: el teatro. El arte de esgrimir de Enrique Papatino nos solicita ser parte activa en un enfrentamiento imposible de concluir, si no fuera por su jurado: una sala que podrá entender de qué va en realidad, esta contienda tan íntima.
Criticona Creativa
Ficha técnico artística:
Dramaturgia: Enrique Papatino; Actúan: Mateo Chiarino, Yamila Ulanovsky; Vestuario:Sandra Ligabue; Escenografía: Carlos Di Pasquo; Iluminación: Malena Miramontes Boim; Realización de escenografía: Maria Guglielmelli; Fotografía: Gianni Mestichelli; Fotografía De Escena: Eduardo Sanmadjian; Diseño gráfico: Juano Lavega Rooney; Asistencia de dirección: Nuria Dieguez; Prensa: Bmz Comunicaciones, Marcelo Boccia, Carlos Mazalan, Ariel Zappone; Asistente de prensa: Verónica Larrea; Producción ejecutiva: Ayelén de la Rosa; Coreografía: Federico Fontán; Dirección:
Duración: 70 minutos
Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos
Teatro del Pueblo: Lavalle 3636, C.A.B.A.
Un hecho real, un duelo a muerte entre un periodista y un militar en Monte Chingolo, Provincia de Buenos Aires en 1968, es el detonante de la dramaturgia de una obra teatral ardua y compleja que despliega distintas líneas de enfrentamiento: la aludida, la contienda entre dos hombres opuestos ideológica y moralmente, y la que se desarrolla en escena, la discusión constante entre los esposos sobre la proximidad de ese evento dilemático, algo agotadoramente frustrante por momentos pero que demuestra un despliegue de argumentos que develan mucho sobre su relación marital y su pulsión de vida.
Desde el primer momento esta pieza demanda al público presente, les solicita que complementen su historia, que tomen el papel de jurado ante los hechos reales que van a contarse, como también sobre los ficticios que se ejecutan en el escenario. Sus personajes principales, un hombre (Mateo Chiarino) y una mujer (Yamila Ulanovsky), son un matrimonio sin hijos, que se ha perdido en la vida en común y nos confiesa sus intimidades más profundas para convencernos de quién merece el mayor puntaje en una disputa reñida y equilibrada. La sala, entonces se deja cautivar por la narración de estas historias y se encanta con las excelentes interpretaciones, una musicalización resignificada y evocadora y una dinámica de acciones y coreografía que despliegan el ataque y contra ataque constante de sus protagonistas en una contienda muy bien iluminada y encuadrada en el espacio, que con pocos pero fundamentales elementos, termina de componer una puesta dinámica y atractiva.
Me permito entonces como espectadora, “leer” todos estos componentes de una manera diversa, múltiple y compleja porque mientras es claro que “El arte de esgrimir” de Enrique Papatino dirigida por Emiliano Samar, nos pide tomar partida por un bando o el otro, también nos refleja una realidad social, de género y roles femeninos y masculinos que si bien ocurren hace 57 años, siguen resonando en las conductas y juicios actuales.
Esta pieza, también nos permite ver cómo una relación íntima, la de este hombre y esta mujer, que supo encontrar una comunión en un momento de la vida, se transformó en un juego de rivalidades constante que los detiene en una continua pelea, que los distancia, que los incomunica en lo que verdaderamente quieren y no pueden decirse. Pero también nos permite cuestionarnos sobre aquellas discusiones perpetuas que exceden a la vida privada y que sumidas en un enfrentamiento infértil, no nos permiten crecer, avanzar y construir un futuro mejor. Esta obra nos muestra aquellas contiendas que imposibilitan que hablemos con sinceridad y que nos escuchemos verdaderamente sin estar a la defensiva. Aquellas peleas que nos imposibilitan encontrar lo que nos iguala y nos acerca sanamente.
Reflexionar sobre las pulsiones de vida, aquellas que nos mueven, que nos despiertan y nos empujan a luchar todos los días, distinguir entre las que se vuelven un hábito nocivo y nos fanatizan o aquellas que por el contrario, nos brindan un sentido existencial en lo político, lo social y lo privado es un ejercicio íntimo y poco frecuente en nuestra actualidad superflua y estresante de lo cotidiano. “Parar el tiempo” e ir al teatro a empoderarse con la reflexión y la observación de un sin fin de asaltos donde los toques, las estocadas y el puntaje, nos develan un juego seductor pero inútil que solo sirve para desarrollar una habilidad increíble entre los adversarios y habituarlos a relacionarse así estancados hasta que “la muerte los separe”, es sin duda una forma interesante pero agotadora si no fuera porque nosotros, el jurado, los espectadores, tenemos el poder de finalizarla y volverla una experiencia particularmente enriquecedora.
¡Que la disfruten!
CC Teatro
@enriquepapatino
@emilianosamar
@mateo.chiarino
@yamilaulanovsky
@elartedeesgrimir
@teatrodelpueblo.arg
@criticona.creativa
#Teatro
#criticateatral
#teatrodebuenosaires
Comentarios
Publicar un comentario